jueves, febrero 21, 2008

EL INVIERNO QUE QUISO SER PRIMAVERA


Hoy soy yo el que viene solo, el que camina más solo que nunca, como la luna que te asomas a mirar por tu ventana, esa que se va gastando en la noche cansada de brillar en busca de una estrella. Alguna que quiera ser la favorita. Alguna al fin y al cabo que sencillamente quiera acompañarme, aunque únicamente lo haga por un rato y luego me deje la soledad por compañera. Da igual, ya la conozco. Sola. Y yo solo, senderito de espinas, amargor, paso páginas en blanco deseando estar tal vez en otro sitio. Calma.

Como la que precede a esos segundos de anticipación del gemido dominador de voluntades. Ese que se calza cualquier ego soltado en el momento adecuado. Es el puto son del crujido de mi ritmo de viaje, el que lentamente va desgastando los ánimos del viajero. Así que acabo de leer que algunos van diciendo por ahí que ella prefiere otras manos. Que he vuelto a repetir los mismos errores. Dicen que van diciendo que prefiere irse y que de hecho se va a ir con otras. Con otras sonrisas impacientes que se delatan, que a la vez llaman a mis campanas del pasado repicándome sin demora y descanso para acudir de nuevo a consultas una vez más, que no será la última. Visto lo visto.

Decía que solo, que vengo rasgando el silencio como el aullido del Tabi cuando comprueba que su compañera le espera día tras día detrás de la puerta de cristal: galopa conmigo, parece decirle ella complaciente. Galopa tú a quemarropa, me dice a mí mi asquerosa suerte.

Pues sí, por una vez miró atrás porque no quiso desaparecer para ser primavera. Mas quiso ser como ella. Quiso saber qué se siente cuando nacen las flores. Qué se siente cuando se puede alargar la tarde hasta tocar con las propias manos la misma noche.

Otros dicen que no hay que preocuparse, que todos sabemos cómo son estas cosas. Que si es injusto, pero que qué le vamos a hacer. Que hay que mirar adelante y que la próxima vez será la buena. Son buenos sentimientos, pero no bastan. Me atizan los oídos demasiadas palabras... aunque yo sólo me pregunto una:

¿Por qué sólo encuentro frío, lamento y escarcha donde solamente debería haber alegría?
¿Por qué el invierno no puede llegar a ser por una puta vez primavera?
No volverá a echar la vista atrás de nuevo.

Tal vez lo que me desconsuele sea el rumor del tiempo avanzando inexorablemente en mi muñeca. Una oportunidad tras otra se van y yo... como el polvo que se queda tras el derribo... yo sigo solo.

Lo que queda de Juan Antonio.

miércoles, enero 09, 2008

CUANDO SU CORAZÓN SE QUEJA...

...Se están quejando noventa y ocho caballos encabronados que ansían sobremanera levantar el negro camino a su paso casco a casco. Yo momento a momento escucho a Tabi detrás del vidrio...

Sólo...hoy vengo sólo y frío, directamente del Ártico más gélido.
Le perdí la pista, dice que prefiere volar sin compañía...ni siquiera la mía. Contrato de autónomos que lo llama.
Sinceridad...difícil de llevar a cabo, pero de agradecer la mayoría de las veces. Te lo agradezco.
Y es ahora que andaba esperanzado, cuando construyes tan alto muro en mis narices, sin miramientos...pero te lo agradezco.
Y me he cansado de ser jardinero...ya no riego más. Bastante agua llevas...de más.
Ahora ya no pasaré a tu vera a contemplar cómo están tus raíces, que espero que sigan bien, pero ya no pasaré...no tan cerca.
Ahora he aparcado mi tarea de jardinero y me dedico a otros menesteres...diferentes.
Ahora tendrán que ser tus jóvenes raíces, tu esbelto tronco y tu sinuoso ramaje los que muevan tierra para encontrarse conmigo, que yo me dedico a otros menesteres..diferentes.
Porque "me bebí la razón, me fumé el corazón... y no volveré a verte"
Pero si resulta que, de tanta agua que derramé, te diera por escupir bonitas flores para compartir...si por ahí te diera...querido amigo orgullo...aquel viejo conocido.
Déjalo ya, que no quiero seguir pensando, que se me pasa rapidito...que ahora estoy dedicado de lleno a otros menesteres...diferentes.
Unas pocas palabras de amor de mi garganta..porque cuando mi corazón se queja, ese pobre y asqueroso...
Hielo por favor...

Porque son pocas las veces que lo hace y porque cuando relincha echando bilis algún que otro neón de bares se enciende... ahora me huele a tetracilíndrico... Aunque, dime, ¿a qué olerías tú si perdieras los estribos traseros antes de estrenarlos? Calla, ya nos lo contarás cuando vayamos a ver en un par de semanas a Juanita Barranco...

Juan Antonio y Tabike Parlante, sobre todo.

miércoles, diciembre 12, 2007

DE LO QUE PUDO HABER SIDO...

... Cuando la noche se hizo clara. Y con ella se fue la niebla y el alcohol y el sueño nos acarició los párpados a la hora en la que abren las tiendas. Por aquí asomo casi en un día trece a echar algo de aliento de nuevo. En esta ocasión, aburrido del silencio que me rodea, he dejado que el Tabi me susurre al oído. Sucede que me dice que tiene mal de amores y además pasa que no le importa, que sabe que le durará poco y que si a mí me da igual, a él le da lo mismo. Y yo me lo creo, porque aquel cuyo calor es como el sol de invierno en la cara, es el único al que los males de amores se le van antes de asomarle siquiera más de dos noches por el pecho. Eso lo sé yo. Como también sé que unas veces cuesta más que otras, pero que sólo es una cuestión de tiempo y de quitar una capa de óxido. Y de eso él va sobrado. Presente. Ganas de vivir que lo llaman los poetas.

Tal vez hemos pasado mucho tiempo, demasiado, acogidos al calorcito de la misma barra. Será que no me importa porque conozco otros maderos donde inventar momentos mejores, mucho más que allí donde nos dejamos el pellejo el sábado pasado. Otras en las que hay sitio para nosotros. Donde a lo mejor con suerte, alguna muchachita te regala algo de carmín y sombra y sin suerte atiborrarte de ron de caña. Allí sé que Tabi estaría a gusto y vomitaría tranquilo, despacio, sin prisa, cómo regalarle una flor a alguna dama, o al menos a una que quisiera parecerlo aunque sólo fuera durante unas horas. Noche oscura del alma, bastaría con que se dejara robar unas caricias. Ya ves. Cuando crees que lo has visto todo y que nada puede sorprenderte, aparece un fulano y te enseña un nuevo requiebro para engañar a la tristeza un fin de semana más. Un mensaje que no llega, una mirada al teléfono cuando sólo hay patatas seis salsas en la mesa, unas palabras que jieren pero sólo lo justo y una barra que coger a caraperro. Y qué le vamos a hacer si te hace suspirar en secreto. Que la jodan. Que si te tiembla algo más que el bolsillo cuando te suena el móvil, no existe viento capaz de tumbarnos.

Cumpliendo con nuestro oficio, tú y yo volveremos a herrar a la mala suerte para salir a montar un ratito con ella estas navidades, por si acaso se nos ocurre pensar que la cosa será distinta mañana. Tú si lo crees, yo cada día soy más escéptico. Tendré que golpearme con más frecuencia el pecho, a ver si saco mierda de mi alma y escupo y se me pone morado y se me pasa. Por si acaso, el sábado a las horas en las que ya no nos quisieron ni las putas, te lo juro, dejé el corazón guardado por ahí, cagoenmiputavida, hasta que sea capaz de subirme los calzones o quién sabe, de ondearlos en la brisa para que nadie vuelva a bajármelos. Hasta que lleguen las noches de pólvora y sudor, una sombra me lo custodiará junto a otros compañeros de males de vida, hay sitio para el tuyo. Y si hay rollos y se rompen los vendajes, siempre queda la puerta de atrás para escapar hacia delante. Un día te enseñaré el lugar, por si quieres dar un paseo por allí para quedarte.

Hasta entonces, guárdate de las rubias con sonrisa de hada, las chinas y las hijas de papi que venden en papel sueños de ladrillo. Pégate a la soledad pero sólo un poco. De ella ya hablaremos otro día, porque tengo una conversación pendiente con otra persona. Sé que estas palabras que nos regala el poeta te reconfortarán, así que lee...

Soledad que te pegas a mi alma
en la dulce soledad de este campo de otoño.
No hay momentos de sosiego.
Rebeldía pura de amores sin amores,
ilusiones puras y puros conformismos
intentando levantar el espíritu nostálgico
de querer estar contigo y nunca estarlo.
Volverás de nuevo a estas tierras agrietadas
y verás de nuevo a quien te ama, borracho,
borracho de amores y libertades
y también de vinos por olvidarte. Borracho.
Y si surgen saludos y palabras,
tal vez notes la dureza de mi estilo
queriendo no herirte en nada
y en mi soledad sólo herirme yo mismo.
Y verás sin duda el resurgir poderoso del guerrero
sin miedo a leyes ni a nostalgias,
y lo verás caer una y mil veces y levantarse de nuevo
con la pura bandera de su raza.

Esto es Soledad de amores, del Chinato.

De lo que pudo haber sido... que a lo mejor algún día será. ¿Acaso lo sabemos? Nos vemos en los bares ya mismo, amigo. Y qué le voy a hacer yo, si esto es el circo y mi prosa es mi alambre...

Juan Antonio

jueves, noviembre 08, 2007

HEMOS VUELTO A LAS ANDADAS...


Por donde solíamos, aunque no quise hacerlo tan pronto. Imagino que me he vuelto consciente de lo puta que se ha vuelto la vida y del poco margen que nos concede a veces.

Pero la necesidad obliga y este es un buen momento, ahora que los árboles enseñan su desfachatada desnudez y las veredas se tiñen de marrón. Ahora, que me han contado que la primavera quiere ser mayor de edad y susurra al oído de las niñas para volverse eterna, para no tener que marcharse con el viento; que todo comienza a morir o a parecer piedra sin aliento. Es aquí. Ahora, en este precioso instante cuando comienza Tu resistencia. En estos momentos la duda se acabó y la fecha por fin es tuya. Enero será el mes en el que la ansiedad saldrá por la ventana, en el que tantas noches de buhardilla y tabaco y negro sobre blanco, sin más compañía que tus solitarios pensamientos, tendrán su cenit más álgido: la vergüenza de unos cuantos aprendices de buhoneros, a los que les estallarán los oídos con el repique de campanas llamando a duelo. Porque tú sabes bien cómo se toca la canción. Una de cal y otra de arena. Unas copas medio llenas, demasiadas medio vacías. Pero no te confíes. Una buena faena, meces en el aire con suavidad pasmosa una media verónica, regalando suspiros de grana y oro y tu gente completamente entregada. De repente te preguntas ¿Dónde está, dónde ha ido? Su aliento te pasa tan cerca que su sangre te salpica la cara, recordándote que caer a la arena es un riesgo que siempre está presente. Polvo somos. Como la vida misma, que cuanto más se emputece más nos gusta.

El año nuevo después de que los Magos y sus camellos nos visiten a todos, será el momento en el que te sacudirás toda la escarcha que ha ido acariciándote durante tantas vigilias, expectante ante el momento de encenderte. Y cuando llegue el momento y debas tomar asiento frente a ellos, no te preocupes. No desfallezcas. No mires atrás. Vale y debe valer que vos hiciste todo lo que estuvo en tu mano para seguir adelante y llegar a este cruce. Así podrás decirle a todos "Estuve allí y les miré a los ojos. ¡No, no, no! Nada me regalaron ellos y nada será lo que les regalaré yo". Sin ayudas, sin más concesiones. Desbrozando el papel con la única arma de un carboncillo, deshaciendo pregunta a pregunta los nudos del incierto futuro que te tienen colmado, así hasta cien golpes de diestra. Para luego contarle a esos traicioneros que ya no volverán a hacerlo en tu nombre. Jamás lo harán en el mío.

Ahora que todo, pues, comienza a llegar a su fin, es el momento de devolverte palabras prestadas sin ánimo de ser devueltas. Compañero, nos aguardarán meses intensos, interesantes, insuperables, inigualables. Habrá lugar a celebrar muchas cosas buenas, yo aún estaré por aquí. Así que lleva el invierno contigo y devuélveles el frío. Tráete de vuelta la hermosa primavera.

Un abrazo de fuerza, Manuel.

Juan Antonio

jueves, septiembre 27, 2007

¡ESTO HA SIDO TODO AMIGOS!

Por un tiempo. Nos han vuelto a echar de otra taberna señalándonos el camino a casa. Desparramadas se quedan las risas. Hondos son los suspiros. Se acercan tiempos bravos en los que algunos quizás tengan que cerrar por derribo. Nosotros sólo habremos salido por tabaco, para volver con más fuerza y poner de nuevo los pies encima de los taburetes de cualquier tugurio que nos quiera dar cobijo, cuando el viento cabrón del invierno nos enseñe las navajas y se eche palante presto a rajarnos los ojos. No le dejaremos, ni a naide que se atreva con él. Porque no saben con quién se están batiendo el cobre. Lo que quieran será a caraperro. No sé cuánto tiempo estaremos fuera, pero haré una señal en la madera, allí donde hasta ahora ha llegado la fuerza de la marea por dos razones. Una, para echar la vista atrás cuando sea de nuevo primavera y pensar que si al final esto no me ahoga, ya hay pocas cosas que puedan llevarme por delante. La segunda, para recordar después que lo que pudo ser, al final pasó. Que quien tenía que venir, se quedó y llenó todas las estancias de la casa hasta hacerlas desbordar. Que ahora trasiega conmigo buenos humos y juntos nos enamoramos del aire.

Porque será cuando regrese que cabalgaremos por fin. Por eso sólo diremos hasta luego. Porque hoy sí quiero ser algo. Quiero ser recuerdo en vuestra retina.

Y quiero ser tu presente.

¡Hasta luego, amigos!

Juan Antonio

miércoles, septiembre 12, 2007

HOY NO QUIERO SER NADA

Porque en este momento el cielo es del color del cemento y pareciera que durante esta noche alguien hubiese estado intentando romperlo en mil pedazos. A martillazos y desilusión. La desilusión. Hoy me vienen a la memoria fugaces instantes, soplos de viento que me revuelven pensamientos hace tiempo ya escondidos. No suficientemente olvidados. Que me recuerdan que sigo siendo inquilino de la tierra y el barro y que el monte me queda tan solo a un par de paradas de bus. Lo que se tarda en consumir sin prisas un cigarrillo. De Cartagena a la Universidad. Hoy no encuentro más que momentos vacíos entre la gente, casi nada me consuela, quizás unos versos de un poeta de mierda, de manos vacías y de voz de aguardiente. El Kutxi me susurra al oído,

Quién pudiera ser
requiebro de una voz
que se revuelve en el fango,
que ansía ser algo,
y no mirada impasible,
declaración de amor musitada
al oído del que como yo,
no quiere ser nada, si acaso, relente de luna ó
piedra alada,
pero hoy no, hoy no quiero ser nada.

En estos momentos casi no encuentro consuelo, sólo latigazos secos que me jieren las manos, locas por escribir a fuego en su papel aceitunado. Sin embargo me fortalece su calor, aunque ella no lo sepa. Por eso, dime.

¿Será que hasta ahora sólo habíamos conocido la escarcha?
¿Será que su rumor, sordo pero incesante, poco a poco se va apoderando de nuestros arrojos?
Hoy yo sólo quiero ser por un instante quejío jondo, desvanecerme después en la tormenta.
¿Qué quieres ser tú?

Juan Antonio.

lunes, septiembre 03, 2007

DESPUÉS DE LA TORMENTA

Después Tú... pasarás las páginas del libro y llegarás a estas letras, deseando volver a sentirte mecida en el desenfreno agitador de sus vientos, por Él...

PASIÓN DE CARNE

Aún no han llegado tus ojos a mi alma,
aún no he sufrido por ti soledades,
aún no me he dicho que te quiero.
Mas me gustas, ¿sabes?,
y es la pasión de mi carne por ti
la que escribe.
Mas mientras mis ojos y tus ojos
no sean rayos de luna,
no me arrepentiré del todo
de no tomar tu mano y acariciar tu pelo
y estar enteros unidos por más de un momento.

Manolillo Chinato.
"Amor, Rebeldía, Libertad y sangre"