miércoles, noviembre 22, 2006

EL VIAJERO ANÓNIMO

El viajero anónimo se encontró una noche, por pura casualidad, con una puerta que siempre se abre a los espíritus errantes. Y sintió la necesidad de escribir. Le resultó familiar el aroma que inspiró en esa estancia. ¿Aroma? A café de noche. A maldita distancia. A necesidad de expresar ¿un sentimiento, tal vez? ¿Un deseo, quizás?
La vida trata siempre bien porque, sencillamente, te da la oportunidad de vivirla de frente. ¿Resultados del encuentro? Sólo los viajeros que ponen su corazón en juego pueden obtener respuestas.
Un besazo, viajero anónimo.