Porque en este momento el cielo es del color del cemento y pareciera que durante esta noche alguien hubiese estado intentando romperlo en mil pedazos. A martillazos y desilusión. La desilusión. Hoy me vienen a la memoria fugaces instantes, soplos de viento que me revuelven pensamientos hace tiempo ya escondidos. No suficientemente olvidados. Que me recuerdan que sigo siendo inquilino de la tierra y el barro y que el monte me queda tan solo a un par de paradas de bus. Lo que se tarda en consumir sin prisas un cigarrillo. De Cartagena a la Universidad. Hoy no encuentro más que momentos vacíos entre la gente, casi nada me consuela, quizás unos versos de un poeta de mierda, de manos vacías y de voz de aguardiente. El
Kutxi me susurra al oído,
Quién pudiera serrequiebro de una vozque se revuelve en el fango,que ansía ser algo,y no mirada impasible,declaración de amor musitadaal oído del que como yo,no quiere ser nada, si acaso, relente de luna ópiedra alada,pero hoy no, hoy no quiero ser nada.En estos momentos casi no encuentro consuelo, sólo latigazos secos que me jieren las manos, locas por escribir a fuego en su papel aceitunado. Sin embargo me fortalece su calor, aunque ella no lo sepa. Por eso, dime.
¿Será que hasta ahora sólo habíamos conocido la escarcha?
¿Será que su rumor, sordo pero incesante, poco a poco se va apoderando de nuestros arrojos?
Hoy yo sólo quiero ser por un instante quejío jondo, desvanecerme después en la tormenta.
¿Qué quieres ser tú?
Juan Antonio.